Imagine un dispositivo del tamaño de un maletín que sea capaz de extraer agua de la atmósfera en las zonas áridas del planeta sólo a partir de la radiación solar. Pues un prototipo de ese dispositivo existe y es capaz de producir en laboratorio casi tres litros de agua en 12 horas. Y todo ello sin quemar combustibles fósiles ni contaminar. Este ingenio sólo es posible gracias al desarrollo de nuevos materiales altamente porosos que son capaces de atrapar compuestos -en este caso las moléculas de agua presentes en el aire- y que también son lo suficientemente «flexibles» para luego liberar el agua líquida resultante sin necesidad de hacer un aporte adicional de energía.
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