En el año 2006, Matt Damon ya tenía un Oscar bajo el brazo -que ganó junto a su amigo Ben Affleck por el guión de «Good Will Hunting» (1997)-, y la libertad otorgada por la fama gracias por dos pesos pesados de la taquilla como la saga «Bourne» y las películas de «Ocean’s Eleven». Hace 12 años, Damon ya estaba instaurado en Hollywood como uno de los actores más rentables de la industria. Pero ese año viajó a África con DATA, la organización de Bono que precedió a ONE, para estudiar durante una semana y media problemáticas causadas por la pobreza extrema. Matt Damon, el chico de Boston, fan de los Red Sox y estrella de Hollywood, se encontró cara a cara con una realidad que lo despabiló, lo sacó de la burbuja de aplausos y de alfombras rojas, y le hizo prestar atención a un tema en el que hasta ese momento no había pensado, algo tan vital como necesario: el agua.
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