Durante los momentos más álgidos del enfrentamiento de las fuerzas sociales reconocidas en la defensa de las aguas del Río Yaqui, en contra del gobierno de Guillermo Padrés, el ataque más frecuente del padrecismo fue acusar al movimiento de ser la extensión de un partido político. Forma fácil de trivializar el grave problema que enfrenta Sonora por la falta de agua y peor aún pretender con ello deslegitimar la oposición a la construcción de una obra, como el Acueducto Independencia, cuya inviabilidad estriba en el hecho incontrovertible de que no le aporta más agua a la entidad, sino que profundiza el déficit al proponerse repartir un recurso que no alcanza.
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