Marisol, locataria de la sureña Delegación Tláhuac, solicitó una pipa el sábado pasado ante el desabasto existente antes y después de los sismos ocurridos en la Ciudad de México. El lunes pasado seguía sin llegar. El chófer le contó por teléfono que no iría porque un grupo de personas lo había obligado con pistola en mano a entregársela.
La escasez del líquido, desesperación y largas filas también se han registrado en colonias de Iztapalapa y Xochimilco desde hace meses. Sin embargo, los temblores del 7 y 19 de septiembre pasados averiaron las redes hidráulicas, y con ello la situación se agravó.
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