La crisis ambiental y de salud en la cuenca del alto Atoyac tiene explicación: durante más de 50 años ha cambiado en forma ininterrumpida el uso de suelo agrícola y forestal para cederlo a miles de empresas industriales (de los ramos petroquímico, químico, metalmecánico, automotriz, de autopartes, textil, de alimentos, de producción de cerámica, y otras), que se asentaron en las márgenes de los ríos Atoyac, Xochiac, Zahuapan y sus afluentes, y que tienen acceso irrestricto a las aguas superficiales y subterráneas.
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